Sinopsis
Argentina, 2043. Los gases contaminantes del Riachuelo han propagado un virus que revive a los muertos. Los vivos se ven obligados a refugiarse en sus casas ante las hordas rabiosas, que los matan y devoran. En este mundo devastado, una familia lucha por sobrevivir sin perder su humanidad. Pero la única posibilidad de lograrlo será lobotomizar a las bestias... aunque eso signifique meter a uno de ellos en su propia casa.
Lejanamente inspirado en el teatro de fiesta y horror de Artaud y en su ideario destructivo de la peste, El país de los muertos utiliza la proximidad actor-público para potenciar el miedo del espectador: el actor es una amenaza. El cuerpo en primer plano. Se trabaja con el objetivo de conseguir gran despliegue visual, como en una película, aprovechando todas las referencias cinematográficas posibles. Hacer teatro como si fuera cine. En correspondencia a la historia del género, la obra es un espejo ácido que refleja la forma en que las clases medias ven a los pobres. Como siempre en la historia humana, la construcción del ‘otro’, su deshumanización, es lo que permite la masacre.
Motivación
Diego de Miguel, dramaturgo y director, convocó a Casper Uncal, Jorge Pinarello y Sofía Boué, para producir una obra de zombies (que todavía no tenía argumento ni personajes), con la idea de que intervinieran actores de El Escudo y el Viejo Almacén El Obrero. Entre los cuatro definieron la convocatoria de los actores y los artistas participantes, actuando como productores ejecutivos del proyecto.
Participantes
Temporadas
Más sobre la obra
Recibió Subsidio del INT a espectáculo concertado.
Es una co-producción de: El Escudo y Viejo Almacén El Obrero.
Recursos:
En relación al espacio, no se usó de acuerdo a su forma prevista, sino dejando el escenario a un lado y utilizando la sala en forma horizontal, aprovechando de este modo los ventanales originales. Para eso, se pidieron prestados 6 practicables desmontables al Viejo Almacén El Obrero, en los que se dispuso al público.
En relación a los objetos escenográficos y de utilería, estos fueron especialmente diseñados y confeccionados por las escenógrafas y constan de: un trasto de dos caras (espejo y máquina), una camilla (que también sirve de mesa –con la aplicación de un mantel-) y dos rampas de madera para entradas, salidas y efectos.